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De esta salimos juntos

Sentada en el mueble azul de la sala de mi casa, con los pies encogidos y la cabeza recostada hacia atrás por la fatiga, revisé en mi celular las noticias de Telemedellín del 22 de abril, la Donatón recogió 13.000 millones de pesos,  la plataforma “Medellín me cuida” de la Alcaldía de Medellín, se encontraba ya en función entregaría 1.000 mercados para las  familias más vulnerables que se habían registrado. Sin embargo, cuando deslizaba hacia arriba el dedo sobre mi celular, me topé con la sección de comentarios donde ví que una señora llamada Liliana Sossa se quejaba porque según ella en Robledo Aures, donde vive, ellos nunca estuvieron.

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Al acercarme a ella me enteré de su história. Es una señora de 40 años, su piel parece un  alabastro que combinado con su largo cabello negro hacen de ella una mujer bella, tiene tres pequeños hijos y una nieta, ella fue una de los 17.417 hogares, beneficiados con los $100.000 que inicialmente dio el gobierno, lo que le permitió comprar un pequeño mercado para su familia.Pero ahora, la situación se torna difícil para ella, todos los días piensa en qué darle a sus infantes el siguiente día. Esta mujer acusa con tono triste la poca seriedad que el gobierno ha tenido con ella, debido a que, salió como beneficiaria de otro auxilio económico por $160.000, dinero que no ha visto porque hasta el momento no le ha llegado un mensaje para saber cómo y cuándo retirar.

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Mientras leía lo que Liliana me escribió, un caudal de impotencia corría por mis venas, al mismo tiempo que las lagunas de los recuerdos me susurraban en la mente las muchas otras historias de personas que como ella, me he encontrado día a día. Para mi revoltosa mente la impotencia se convierte en indignación porque sé que hay personas que no saben manejar este tipo de plataformas que implementa el gobierno, no están inscritas en Familias en Acción,  no tienen acceso a internet, e inclusive no tienen ni un celular para recibir anhelado mensaje.  Además, son víctimas de la desinformación, que les puede hacer perder este tipo de ayudas.

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Pero como dice el viejo refrán, la unión hace la fuerza y es la manera en que encuentro junto con mi familia ayudar a esas mayorías que por diversos factores se han quedado por fuera de estas ayudas. Sin embargo, esto no lo digo por exaltar lo que hago, de hecho, esta situación ha cambiado mi vida y la forma en cómo me relaciono ahora con mi familia, especialmente con uno de mis hermanos, pues, increíblemente después de compartir tantos años juntos, hasta ahora me vengo a enterar que no somos tan diferentes y que él tanto como mi madre, mis hermanos, y mi papá Dairo les nace de corazón el amor por el prójimo. 

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Todo esto se convierte en la razón que me motiva a seguir recorriendo barrio tras barrio para descubrir mi ciudad y las historias que tras ellas se esconden.Casi 2 meses, 30 barrios, 257 mercados, y entre 150 a 200 platos de comida caliente para los habitantes de calle, han hecho que nuestros días transcurran entre el corre corre de tener todo listo y a tiempo, mientras atendemos nuestras situaciones personales, pero sin el afán de la vida, ese afán que hace que a veces te olvides de la gente.

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